Unas de las primeras cosas que aprendemos en la infancia es nuestra dirección. Esta información se considera de gran utilidad para regresar a nuestra vivienda cuando salimos de ella o para ser ubicados por alguna persona. Así como nuestra casa tiene una localización determinada; la tierra también tiene una posición determinada en el espacio, lo que representa su localización física.
Para determinar la ubicación de un objeto, se toma en cuenta la posición del observador, las dimensiones espaciales y temporales entre ciertos puntos determinados y el objeto a posicionar. Por eso en las direcciones damos nombres y números de calles, distancias entres puntos significativos (por ejemplo, a 100 mts de la iglesia) y el tiempo que supone llegar hasta allí (por ejemplo, a 10 minutos del centro de la ciudad). Todos estos datos constituyen el sistema de referencia que se usa habitualmente para establecer la posición de un objeto determinado.
Pero a diferencia de la ubicación de tu casa, en la que usas un sistema de referencia que incluye puntos que se asume que están fijos como calles, sectores, barrios, urbanización, ciudad o pueblo, entre otras referencias, para ubicar a la tierra deben emplearse otros datos de referencia que resulta un poco mas complejo establecer.
Para determinar los puntos referenciales del planeta, tenemos que tomar en cuenta la extensión y dimensiones del universo que son inmensamente grandes para la escala humana, aún el espacio exterior es bastante desconocido, buena parte de él está inexplorado, y además los astros que sirven para establecer la posición de la Tierra cambian de ubicación en forma constante por que se mueven y, como veremos más adelante, el Universo está en expansión.
Para resolver este problema es conveniente recordar que la tierra también está en movimiento, por esto, todo lo que ella contiene también se mueve, aunque no lo percibamos propiamente. De manera que pensar que cualquier punto que usamos de referencia para establecer la posición de un objeto en la tierra está inmóvil es una convención, que se usa para poder establecer la posición relativa de un objeto con respecto a otro.
De la misma forma como se hace en la tierra, en el espacio se asume que los cuerpos estelares están inmóviles a los efectos de determinar la posición relativa de la tierra o de cualquier otro objeto estelar. Es así como se utilizan como puntos de referencias el Sol, los planetas del Sistema Solar, otras estrellas, galaxias, entre otros astros y objetos astronómicos.
La Tierra se encuentra en el Universo y más precisamente en una gran agrupación de galaxias llamada Supercúmulo Local (conocido también como Supercúmulo Virgo) en el que se encuentra, entre otros, un grupo de galaxias llamado Grupo Local donde, a su vez, se encuentra la Vía Láctea. En la Vía Láctea se localiza nuestro Sistema Solar formado por 8 planetas, al menos 6 planetas enanos, más de 155 satélites e innumerables asteroides y cometas.
La Tierra ocupa la tercera órbita en orden creciente a la distancia que separa del Sol a los 8 planetas que integran el Sistema Solar. Esta información es bastante conocida y utilizada con frecuencia. Pero si quisiéramos una mayor precisión podríamos señalar la distancia que separa la Tierra del Sol, que se ha determinado en 150.000.000 km, lo cual representa una distancia muy grande, difícil de dimensionar por nosotros.
